1ª Evaluación

lunes, 10 de abril de 2017

TEMA 13

                                                         Pagina 296-301 del libro de texto



LA GUERRA CIVIL (1936-1939)
La Guerra Civil constituyó el hecho más relevante y trágico de la historia de España en el siglo XX. En esta guerra se concentraron muchos de los problemas que la sociedad española contemporánea venía arrastrando desde el inicio de las revoluciones liberales del siglo XIX. El enfrentamiento entre los grupos tradicionalmente dominantes en España y las clases populares, llegó a un punto crítico durante la Segunda República y culminó en la Guerra Civil.
Pero la guerra fue también el resultado de las tensiones surgidas en Europa por la difícil coyuntura de la década de 1930, tras el ascenso del fascismo en Italia y del nazismo en Alemania. Por ello, el conflicto español fue visto a nivel internacional como el primer enfrentamiento entre el fascismo y la democracia.
En julio de 1936, el conjunto de fuerzas que se sublevaron contra la República no había previsto la posibilidad del desencadenamiento de una guerra. El alzamiento militar fracasado se convirtió en guerra civil porque tanto los sublevados como el poder legítimo republicano contaron muy pronto con ayudas exteriores. La Guerra Civil española alcanzó entonces una dimensión internacional e incluso se temió que el conflicto pudiera extenderse a otros puntos de Europa y del mundo.
2. EL ESTALLIDO DE LA GUERRA CIVIL
2.1. Del golpe de Estado a la Guerra Civil
El 17 de julio de 1936, en Melilla, el coronel Yagüe, jefe militar de la legión, se alzó en armas contra la República. La sublevación (alzamiento) se extendió rápidamente al resto del protectorado marroquí. Entre el 18 y el 19 de julio, la mayoría de las guarniciones militares del resto de España se unieron al golpe de Estado, junto a sectores civiles de falangistas y carlistas (requetés). Desde Marruecos, el día 18, el general Franco, que ya había asegurado el triunfo de la sublevación en Canarias, se dirigió hacia la Península al frente del ejército de África. EL gobierno de la República tardó en reaccionar y en dos días los sublevados ya se habían hecho fuertes en Pamplona, Sevilla, Castilla la Vieja y parte de Aragón.
El 19 de julio, ante el clamor popular contra los rebeldes, Casares Quiroga fue sustituido como jefe de gobierno por José Giral, quien decidió entregar armas a las milicias de los sindicatos y de los partidos del Frente Popular. Igualmente, parte del ejército y de las fuerzas de seguridad se mantuvieron fieles al gobierno, y fue posible sofocar el levantamiento en buena parte de España. El triunfo o el fracaso del alzamiento estuvo relacionado con la pericia y estrategia militar de los sublevados y con las condiciones sociales y políticas particulares de cada región del país. Así pues, la sublevación triunfó prácticamente en toda la España interior, en Galicia, la Andalucía del Guadalquivir y las zonas agrarias donde predominaban la gran propiedad o los pequeños propietarios muy conservadores.
Por el contrario, el alzamiento fracasó donde las fuerzas obreras y de izquierda tenían mayor peso: en las zonas industriales del País Vasco, Cataluña, Madrid, Asturias, Santander y Levante, así como en una parte de Castilla, Extremadura y Andalucía. En Madrid y Barcelona, las dos mayores ciudades del país, y en Valencia el alzamiento fracasó después de días de lucha callejera entre los sublevados y las tropas leales a la República, auxiliadas por milicias políticas y sindicales. Por el contrario, los sublevados triunfaron en Sevilla y Zaragoza.
Pero al cabo de una semana la evidencia de que el golpe militar no había triunfado originó la división del país en dos bandos que iban a enfrentarse en una cruel guerra civil.
2.2. La consolidación de los bandos
El bando de los sublevados estaba constituido por militares conservadores, monárquicos de derechas, grupos católicos, falangistas, tradicionalistas (carlistas) y por todos aquellos que se habían opuesto a las reformas de la República. Estaban apoyados e inspirados por el fascismo y se definían como “nacionales" (por su defensa de la unidad de España) y católicos. Entre los sublevados no había unanimidad sobre las acciones a emprender tras el triunfo del golpe de Estado.
Los leales a la República estaban constituidos por las clases más populares: obreros empleados urbanos, pequeña burguesía y campesinado sin tierras. En su mayoría estaban afiliados o influidos por las organizaciones socialistas, comunistas y anarcosindicalistas, y eran definidos por la derecha como “rojos". Junto a ellos estaban también las clases medias vinculadas a los partidos republicanos y sectores de la burguesía ilustrada, además de un nutrido grupo de intelectuales y artistas. Todos ellos defendían esencialmente la legitimidad republicana.
2.3. La significación del conflicto
Desde el primer momento, la Guerra Civil española tuvo una gran repercusión internacional. Fue visto como una confrontación entre las fuerzas democráticas, y los regímenes fascistas en ascenso (Alemania, Italia).
2.4. La internacionalización de la Guerra Civil La "guerra de España", nombre con que se la conoció internacionalmente, fue un acontecimiento que apasionó y dividió a gobernantes, medios de comunicación, opinión pública e intelectuales del mundo entero. Tanto los sublevados como el gobierno legítimo de la República recurrieron al exterior para buscar apoyos. Los sublevados enviaron agentes a los países fascistas con el fin de pedir ayuda militar (aviones, armas). El gobierno de la República pidió colaboración militar y política, en primer lugar a Francia, Gran Bretaña y un Comité de No Intervención, al que se adhirieron veintisiete países. La política de no intervención constituyó una inmensa injusticia para la República y una de las causas de su derrota al negar a un estado soberano y legítimo el derecho a adquirir armas para defenderse de una insurrección.
2.5. La ayuda exterior
La existencia del Comité de No Intervención no impidió que los dos bandos recibiesen ayuda exterior. Dada la situación, la República tuvo que comprar armas sobre todo a la Unión Soviética, y fue importante el apoyo que prestaron las Brigadas Internacionales, fruto de un verdadero movimiento de solidaridad antifascista, más de 60000 brigadistas llegados de todo el mundo, tuvieron una importante función en la defensa de Madrid y en los diferentes campos de batalla. Entre los brigadistas había voluntarios procedentes de Europa y América, que en su mayoría eran de ideología progresista o izquierdas (demócratas, socialistas, anarquistas y comunistas). Los sublevados fueron, sin embargo, los más favorecidos por el apoyo extranjero. La ayuda alemana e italiana en armas (aviones, carros de combate, artillería, fusiles, municiones) fue la más importante tanto numérica como tácticamente. Alemania envió a su aviación, la Legión Cóndor, y se sirvió de la guerra de España para probar algunas de sus nuevas armas. Cobró su ayuda con la entrega de minerales y otros productos estratégicos. El apoyo italiano consistió en el envío de una gran unidad, el Corpo Truppe Volontarie, aunque también tuvo importancia la ayuda armamentística. Con las tropas de los sublevados combatieron también contingentes de voluntarios portugueses, irlandeses y de otras nacionalidades, en muchos casos afines al fascismo o de ideología católico-conservadora.

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